Mural Le Maschere, de Gregorio Zeballos.
Tarjeta de inauguración del Teatro de La Plaza,
15/08/2007
Hace tres años un rincón de Rosario cobraba vida. La energía Envuelta en arte, se daba cita en un lugar que poco después iba a ser sede de la cultura under. fue así como surgió Melpómene, una sala  de  teatro  creada por estudiantes de ese oficio, que veían su sueño concretado en un espacio público.
"Ideológicamente éramos un montón, sin embargo económicamente hablando los socios éramos dos", comenta Hernán Caleca, director de la sala.
Lo cierto es que el vasto grupo se desintegró, cada uno partió en busca de su destino. Hasta el Año pasado Leonardo y Hernán, sus primeros directores, compartieron la emoción de abordar la continuidad de la sala, pero unos meses más tarde el primero se retiró quedando el segundo como su único director, es que además  de los recursos económicos, mantener un espacio como este demanda mucho tiempo y dedicación.
"La sala para mí siempre fue de mucho valor, y como yo viví siempre en ella a diferencia del resto, abandonarla significaba perder un poco de mi historia", comenta Hernán.
Al mantenerse en pie, el galpón continuó conformando un escenario elegido por muchos artistas y amantes  del género cultural. Que Melpómene  cuente con 25 por 10 metros no es un dato menor, dado que con estas medidas no solo  se limita  a ser una sala independiente clásica, sino que también permite llevar a cabo  puestas en escena de las más variadas.
El granizo y el peligro de su fin
La felicidad que envolvía a Melpómene  se vio enfundada en tragedia, cuando el 20 de noviembre de 2006, el fenómeno  del granizo acechó  a la ciudad.
Las consecuencias no tardaron en aparecer, los deterioros eran de gran densidad y el fantasma del fin asomaba con total naturalidad.
Fue así como  de catorce salas independientes que hay en la ciudad, cuatro cerraban sus puertas  y entre esas cuatro, además de Melpómene, el Galpón Invisible y La Morada, sufrieron los perores vestigios.
"Estabamos en el debate  si la cerrábamos o no, y al no llegar a un acuerdo  decidimos  realizar una jornada d para salvar una de las salas más destrozadas que era el Galpón Invisible", recuerda Hernán.
De esta manera, a través  de una cadena de mails, los chicos informaban sobre la  realización de una jornada  que iba  a permitir  poder pagar los fletes que se iban a utilizar al cierre de estas salas.
"En el mail recuerdo que sostenía  que era  la despedida del año de El Galpón Invisible, de Melpómene, y lo más probable  es que esa hubiera  sido nuestra despedida definitiva de Melpómene porque se tenía que recuperara y yo estaba solo. Arreglar todo lo que la tormenta había destrozado era imposible  y más aún enfrentar un nuevo contrato de alquiler, y aunque  sin esperanzas, si alguien  nos quería  ayudar iba a ser bienvenido".
Resurgiendo de las cenizas
Efectivamente llevar adelante la cadena  de mails no fue en vano. El esfuerzo  de tantos años de lucha por mantener lo en pie  tuvo su recompensa.
Una mujer,  considerada por los chicos como una suerte de hada madrina , conmovida por la situación decidió acercarse al galpón y asesorarse en profundidad acerca de lo que sucedía, solidarizandose con la causa a partir  de ese momento.
Las fuerzas  del destino hicieron que  esta profesora de tango y coreógrafa haya estado en la búsqueda de un espacio  como este para entrenar y decidiera entonces hacer una inversión económica.
"No le podía decir que no, porque mi corazón está acá  adentro . es la sala con la que uno viene peleando hace unos años  y aún más  sabiendo que son más las puertas que  se cierran que las que se abren, y  que no hay espacios  como este ya  que todo  el mundo coincide  en que esta  es la sala  más nueva  y más grande , ya que la mayoría  son casas antiguas que  les derrumbaron una pared, o algo así", sostiene Hernán Caleca.
Puesta en  marcha
Conseguir la habilitación definitiva nunca fue tarea fácil. Cambiar la instalación eléctrica representaba una inversión económica bastante importante y más todavía cumplir con todos los requisitos legales que conciernen a cualquier espacio público.
"Era un poco complicado de entender, porque el tipo de trabajo que se efectuaba acá era el previo a cualquier otro teatro, esto venía a ser un lugar donde se inicia la mayoría de los chicos, si no actúan por primera vez, lo hacen por segunda, no mucho más".
Pero con las fuerzas puestas en la recuperación el motor de la sala comenzó a funcionar siendo sede de fiestas universitarias, congresos de historia, de antropología, festivales de poesías y de bandas y hasta alquilado para funcionar como estudio de grabación de cine, fue llevado a cabo esto y todo aquello que permitiera levantar la sala,siendo este el único camino a seguir ya que como es de público conocimiento el teatro independiente no es para nada redituable.
Un lugar en común
Una interesante convergencia comenzó a solidificarse en el viejo Melpómene.
Con Hernán Caleca y Aníbal Steltzer como socios gerentes y Pecky Land como directora artística, no solo el teatro under se dará cita en Entre Ríos 1051, es que Pecky tiene en su haber grandes apuestas en teatro de revista, milongas de tango, entre otras  obras.  "Ese es su público", sostiene Hernán, "en cambio el público
independiente no tiene acceso a ese público al igual que ella tampoco tenía acceso al público independiente. Esta funcionalidad de ambos es una mezcla rara pero estoy convencido de que va a funcionar. Además, esta sala tiene una capacidad de hasta 200 butacas y por la comodidad es un intermedio entre lo comercial y lo independiente".
Tal como lo afirma Hernán Caleca, "las demás salas independientes tienen capacidad de cincuenta o sesenta localidades. Convirtiéndose entonces Melpómene, por su capacidad, en una antesala a los teatros grandes.
*Nota publicada en la edición de Agosto de  la revista ADN 
15.8.07
Teatro recuperado :Inauguración (15 /08/ 07) *
Publicado por
Teatro de La Plaza
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11:55
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